La tóxina botulínica

La tóxina botulínica actúa disminuyendo la contracción de los músculos faciales temporalmente, dejando la piel tersa y tonificada, corrigiendo las arrugas y previniendo su progresión. Es una sustancia química que actúa sobre las células musculares. El botox no se instaura en el cuerpo, es decir, que una vez dejas de inyectarlo, hara que el músculo recupere su movilidad total, nuestro rostro vuelve a su estado inicial antes de inyectarnos por primera vez, no tiene ningún efecto secundario a largo plazo, pues la absorción del producto es total cabo de unos meses.

la tóxina botulínica

Ha demostrado ser un tratamiento seguro y efectivo para atenuar las arrugas  de expresión. En el uso cosmético, se utilizan en cantidades muy pequeñas.

Aconsejamos que se ponga unas dos veces al año. A largo plazo, el BOTOX no suele causar ningún envejecimiento importante, problemas de la piel o anomalías. Evitar realizar deportes de alta intensidad al menos en las primeras 48 horas de haberse realizado el tratamiento. Consumir suplementos de Zinc, debido a que este actúa a nivel neuromuscular, prolongado así la durabilidad de la toxina.

Hoy en día, se usa el bótox en la medicina estética mayoritariamente para la eliminación de arrugas de expresión y faciales. Mejorar la elasticidad y tener una piel más tersa, consiguiendo un aspecto más joven.

Esto se logra con la inyección en ciertos músculos faciales, que son los culpables que las arrugas aparezcan. El Botox paraliza el músculo haciendo que la piel se vuelva a estirar. Este se inyecta directamente al músculo que crea la arruga para que no pueda contraerse de nuevo.

Lo más usual es inyectar el botox en la parte frontal y en las llamadas “patas de gallo”. Es raro que en estas zonas surjan complicaciones o asimetrías. 

Unidades y costos aproximados sujetos a cada paciente.

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